Título: 1984
Título original: Nineteen Eighty-Four
Autor: George Orwell
Año: 1948
País: Reino Unido
Género: Novela, distopía
Páginas: 350
Puntuación: 9
Sinopsis
En el año 1984 Londres es una ciudad lúgubre en la que la Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. Winston Smith es un peón de este engranaje perverso, su cometido es reescribir la historia para adaptarla a lo que el Partido considera la versión oficial de los hechos...., hasta que decide replantearse la verdad del sistema que los gobierna y somete.
Opinión
Para nosotros, la fecha de 1984 es pasada. Ya estamos a finales de 2015, y durante los años ochenta la gente se tranquilizó al saber que Goerge Orwell no acertó con su novela; pero tal vez no es que fallara en el pronóstico, sino que se equivocó de fecha.
Las novelas normalmente sirven para entretener. Juegan con las sensaciones del lector, y normalmente lo último que pretenden es que marquen tanto el lector que se raye con él siempre, que le sea imposible leer inmediatamente otro porque lo que ha leído se le ha quedado en al mente durante un tiempo indefinido. Y es que con 1984 ocurre así.
La novela nos sitúa en un mundo futurista (bueno, eso es algo muy relativo), donde todo el mundo está en constante guerra (¡vaya!, ¿a qué me sonará eso?) y la vida de los ciudadanos (¿controlarnos?, ¿con qué?, ¿con redes sociales, whatsapp y cámaras de vigilancia?). Todo esto, aparentemente, es ficción pura y dura, pero la verdad es totalmente distinta. Y por ello este libro me ha llegado a marcar tanto, y a horrorizar a partes iguales.
La distopía en general ya no sirven para entretener. Nos intentan avisar de lo que puede pasar en un futuro, cercano o lejano, pero algo que podría pasar. Lo peor es que vamos en la línea. 1984 fue la que comenzó esa tendencia, y cuando uno la lee comienza a relacionar todo lo que está pasando en el mundo con lo que está escrito en el libro, dándose cuenta de las múltiples coincidencias que hay con la vida diaria.
Yo sólo espero que no lleguemos ante tal punto, aunque me temo que ya estamos en él.
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