No me gusta llorar. Odio llorar, pero he de hacerlo, porque luego exploto a la mínima y sé que será peor. Pero cuando quiero llorar, no puedo hacerlo; siempre acabo estallando por cualquier cosa. Irónico es que esté criticando el hacer eso cuando yo lo hago, pero es que no puedo evitarlo.
Siempre me ha pasado. Jamás he querido llorar en público, me veía muy ridículo, pero pienso que ahora estoy haciendo más el ridículo guardando todo lo que siento y expresarlo a la semana, al mes,...o incluso en varios años. No quiero, pero no puedo dejarlo. Es como una droga, pero mucho peor, creédme.
Pienso que ya da igual. ¡Qué coño!, ya me da igual todo. Me desahogaré cuando quiera, total, a nadie le importa. Siempre haciendo feliz a los demás, y nadie mueve un dedo por la mía. Si quiero decir algo por la calle lo diré. Si quiero llorar en casa lloraré. Y lo odio, pero ya qué más da. Y esta mierda es lo que más odio.
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