Estamos solos. Todos se han ido. Todos con los suyos, saliendo de dos en dos. Nadie me sacado a bailar; me he quedado con las ganas.
Y entonces te veo allí, sentado. Me levanto y me acerco. No te digo ni un hola, ni te pregunto el nombre ni nada. Solamente te digo una cosa: ¿Bailamos?
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