Soy de esa generación nacida a finales de los 90'. Una generación que aún no sabe si pertenece a la Y o a la Z. Una generación que ha vivido lo mejor de la infancia de los noventa y el nuevo milenio. Nacimos después de la disolución de la URSS, cuando el mundo comenzaba a vivir una falsa paz e internet había llegado a nosotros. Hemos crecido con los ordenadores, y hemos tenido un móvil ya con once años, luego que nuestros hermanos mayores lo tuvieran con quince y nuestros padres com treinta. Hemos pasado nuestra infancia y adolescencia en medio de una crisis mundial que afecta sobre todo a Occidente, mientras en Oriente aún viven en guerra. Hemos sobrevivido a tres Fin del Mundo y hemos vivido en dos milenios, dos siglos y dos décadas sin cumplir los dieciocho años. Supuestamente nuestra generación es la que cambiará el mundo, la que mejorará la situación, la que iniciará una nueva etapa gloriosa en nuestra historia. Mentira, todo mentira. Pasamos nuestra preadolescencia y adolescencia delante de nuestro smartphone de última generación, alimentando nuestro ego en las redes sociales. O incluso sin ellas porque es demasiado "mainstream". Sólo la ciencia y la tecnología dan dinero y son el avance, olvidando de dónde venimos y nuestro legado. Creemos ser más tolerantes que nuestros mayores cuando nos radicalizamos en el machismo, la homofobia y el racismo; nos seguimos riendo cuando alguien llama puta a una mujer o maricón a un gay, pero defendemos falsamente sus derechos a través de la pantalla. Vivimos independientes al resto, cuando queremos la aceptación de los demás. Tenemos una mente fuerte e independiente y nos dejamos manipular fácilmente. Nos quejamos de las relaciones y amistades tóxicas y disfrutamos manipulando y haciendo bullying al débil de la clase.
No somos la generación que cambiará el mundo; somos la generación que le dará el golpe final.