¿Qué me llevaría a una isla? Me han hecho muchas veces esa pregunta, y jamás he dado una respuesta clara porque, simplemente, la considero una estupidez.
Claro que, a pesar de ser una pregunta tonta, siempre nos hace pensar sobre el qué llevar a un lugar en medio del mar donde la única preocupación es la de cómo sobrevivir. Naturalmente nadie quiere estar en una isla sin nadie, pero siempre tenemos esa duda del qué llevar.Y, ¿qué llevaría yo? Pues tres cosas muy simples.
La primera sería una foto de mi familia. Aquella a la que echaría de menos, y sabría que no estaría solo, ya que con solo mirarla, me ayudaría a abandonar la soledad. La segunda sería un libro. Mi libro favorito. Aquel que no me cansaría de leer, con el que mataría el tiempo hasta que me rescatasen, con el que me haría tener esa sensación tan gratificante de terminar un libro, como si me lo hubiera terminado por primera vez.
Y la tercera sería una camiseta de mi decimoquinto cumpleaños que me regalaron mis amigos. Con esos mensajes escritos diciendo, algunos de ellos, tonterías que me sacaban una sonrisa, y con esa m de Jimmy totalmente deforme, pero que hacía que esa camiseta fuese única y especial.
Estas cosas, estas tres tan simples son las que me llevaría, porque son los únicos objetos que aprecio. Y porque con ellos, de alguna manera, hacen que esté conectado con mi mundo y con los míos.
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