Y de repente se encuentra sola, en medio del desierto. El cielo se pinta de tonos rojos: parece el crepúsculo, pero no se ve al Sol.
A lo lejos se acerca una figura humana. También está desnuda, de rostro afilado, grandes pechos y piernas largas. También es una mujer, con su cabellera roja cayéndole sobre los hombros. Al acercarse, la mujer de cabellos rojos le habla:
-Has mordido la manzana, ¿verdad?
-Así es, ¿y tú por qué estás aquí?
-Me negué a tener relaciones sexuales con él.
Y desde entonces a la mujer se la culpa de todos los males que hay.