domingo, 27 de marzo de 2016

Los mitos no siempre fueron invenciones

Mi tío fue el que me introdujo en el mundo de la mitología. Desde pequeñito me había llevado a ver obras de teatro en Mérida, basadas en las grandes obras literarias de Homero. Además, su casa estaba decorada con dibujos egipcios, lo que hizo que la mitología egipcia, a parte de la grecolatina, me interesase.

Todo ello derivó en mi interés por las civilizaciones antiguas, con lo que siempre, a la vuelta del colegio, compraba en el kiosco de en frente de mi centro una revista de Historia. Y en casa, después de comer, leía todo lo que estuviese relacionado con aquellas civilizaciones y sus mitologías. Era fascinante.

Disfrutaba como un niño de esas representaciones (cierto es que era un niño). Me fascinaban las historias que había entre los dioses y los mortales. Esas historias épicas, de amor, de enfrentamiento, llenas de ciencia y de ficción. Historias que eran producto de la imaginación de esos ciudadanos, que las relacionaban con los grandes eventos de la historia, como si los dioses hubieran jugado a las figuritas de guerra.

Y al fin y al cabo eran eso, historias. Historias que, aunque estuviesen relacionadas con hechos auténticos, era imposible que ocurrieran en la vida real. Pensaba que no podían existir personas que pudieran amar tan apasionadamente, a la vez que deseaban lo peor a su peor enemigo. Que amasen a sus maridos, pero sintiesen unos celos increíbles que las impidiesen ser feliz. Que tuviesen unos deseos de venganza enormes, y al cumplir su venganza, su vida acabase vacía.

Yo pensaba que era imposible hasta que, a medida que iba creciendo, me daba cuenta de lo que realmente ocurría a mi alrededor. Mentiras y engaños, celos, amores, odio perpetuo, sed de venganza, ganas de poder sin importar quien cayese. Parecía tan increíble, pero mi inocencia me cegaba. Cuando quise darme cuenta de que aquellos mitos eran ciertos, no pude cambiar nada. 


sábado, 5 de marzo de 2016

¿Olvidarlos? NUNCA

Cuando una persona se va de tu vida, sea quien sea, tus recuerdos relacionados con ella son muy dolorosos.

Da igual si esa persona era un amigo, un amor, un familiar, y da igual salió de tu vida haciéndote daño, muriendo o escapando. Sea como fuere, siempre duele.

Pero jamás queremos olvidar eso recuerdos.